A finales del año pasado (no sé exactamente cuando) de vuelta a casa en uno de esos interminables Regionales me vino a la mente, así sin mas, sin verlo en ningún sitio ni nada, de tatuarme los labios de alguien y de hacerlo debajo del cuello. Y para hacerlo, ¿qué mejores labios que los de mi queridisima madre? Pues lo dicho, al llegar a casa le hice pintar los labios a mamá sin darle motivo alguno y así besó un papel en blanco. Me fui a ver al señor tatuador, retocó la parte externa de los labios y allí estaba yo, tirado en una camilla durante dos sufridas horas (para qué vamos a negarlo, sí, dolió) para acabar con mi marca roja.
A mi me encanta y a la gente parece ser que también. A parte, se liga un montón con la tonteria de entrarme en plan: "Anda mira, qué origianl el tatuaje. ¿Como te llamas? Yo Ángel, encantado".
Por cierto, hace poco me enteré que Britney Spears también lo tiene pero... ¡Bah! el mio mola mas.
